01 octubre 2007

Vía José Ángel LUCAS (por Oscar Keemiyo) Parte II

Luis Correa en el Midi, año 1973







La vía quedó terminada y, como era de esperar por lo innovador de aquel equipamiento, la polémica comenzó a surgir. La primera repetición corrió a cargo de Carmelo y Fernando Bodons, unos de los mejores especialistas del momento.

“Los primeros en repetir la vía fueron Carmelo el “Espi” y Fernando Bodons, que para mi gusto eran los dos mejores escaladores de roca de entonces. Cuando vi subir por allí a Carmelo aluciné, parecía una bailarina. Era un tío con una calidad impresionante para la escalada. Y también muy buen esquiador. Según bajaron de repetirla dijeron: _¡Esta es la vía más fuerte de Castilla!, incluidos los Galayos…No se referían a la longitud, evidentemente, sino a lo concentrado de las dificultades.

Comprendí la polémica generada, porque en aquella época había una tendencia muy purista en la escalada. Y yo era uno de los que más, porque solo ponía clavijas allí donde se podía. Además, creo que tengo hecha la primera escalada de la Sur del Pájaro con la cuerda a la espalda. La Oeste de la Aguja Negra en Galayos también la hice en solitario en aquel momento.
En aquellos años, yo me hacía fisureros caseros con tuercas, con tornillos, y con trozos de lo que pillaba por ahí. Tenía empotradores con los que la gente flipaba, pero yo sabía que iban a ser el futuro. La escalada era mucho más rápida con ellos. Y si lo pensabas bien, era superseguro, porque una cosa empotrada hacia abajo en una fisura, no se te podía salir nunca. Yo jugaba mucho a eso, y sobre todo me gustaba la escalada libre. Todos estas recursos venían de las historias que te comentaba la gente cuando ibas a Alpes. Era una cuestión de ir montándoselo uno como podía. La gente nos llamaba locos, a los cuatro, porque éramos cuatro los que hacíamos eso.






Los Brezos a principios de los 70.



El Guirles, por ejemplo, tardó algo más en aficionarse a los empotradotes, pero también vio que eran una maravilla. Su trayectoria ha sido, y sigue siendo impecable. Así resumiría su labor en la montaña. Y además, una gran persona.
Una noche que estaba yo durmiendo en las Buitreras, me vinieron a buscar porque un tío se había quedado abandonado en Cancho Amarillo, bajo la chimenea Ayuso. Sus colegas le habían dejado allí, como una zapatilla. Recuerdo que Daniel y yo llegamos allí y bajamos al menda, y luego nos miramos, y nos dijimos mutuamente: _¿Tu te has hecho esta vía?....¡No!...Pues yo tampoco, así que vamos…¡y debía ser la una o las dos de la mañana!
Yo he tenido la mala suerte de no tener un compañero fijo, como Guirles con Luiso. Y eso es muy importante a la hora de escalar. Ellos han estado como uña y carne todo el tiempo, y creo que eso ha sido fundamental para llegar a hacer todo lo que han hecho”
(O.Keemiyo)




Pasajes de roca en la Norte del Dru, año 1973



Debido a sus importantes actividades en aquellos primeros años 70, con logros entre los que cabe destacar un intento sobre el Espolón Noroeste del Naranjo de Bulnes (siguiendo un itinerario por la zona de la actual “Principado de Asturias”), o vías como la Norte del Dru, o un rapidísimo ascenso a los 1600 metros de la Centinel Rouge del Mont Blanc, Oscar fue rescatado del Club Rocaviva y fichado para el Club Peñalara. Los artífices del apadrinamiento fueron Antonio Pérez Ayuso y Fernando Acuña. Con ellos haría muy buenas migas, y estos le proporcionaron algo de material de montaña, como las nuevas botas que Fernando construía para su famosa marca, la “Kamet”.

El Sentinel Rouge en rojo, y a ambos lados el Pilar Dángle en azul y el Espolón Brenva, en verde.


“En el Naranjo, los primeros en llegar al agujero que hay encima de los desplomes de esta parte, fuimos nosotros. Yo, en concreto. Con Nano, con Antonio Ruiz, el “Manzano” y dos amigos más. Además fuimos subvencionados por una tienda de montaña que nos dio un montón de material. Nuestra idea era meternos ahí, y salir por arriba. Hicimos dos o tres largos , y… ¡tela marinera!; recuerdo colocar pitonisas acuñadas con pesetas, ¡con monedas!…con dos reales, etc. Era muy desplomado y todo se caía. Recuerdo que cuando llegué al agujero, y monté una reunión, al tirar de la cuerda en la parte que sobresalía, arranque como 5 ó 6 clavijas de las que había colocado. Al principio, creo recordar que pusimos algunos buriles. La primera intentona fue más a la izquierda y allí fue donde pusimos los buriles, pero luego abrimos mas a la derecha. Yo no he sido mucho de buriles, subí todo lo que hice de primero en el Naranjo clavando. Curiosamente, los únicos que he metido en mi vida, han sido los de la placa de la Lucas.



Acabando el nevero central dela Norte del Dru, en 1973



En la Norte del Dru, en 1973, salimos por los pelos de la pared. Porque además no podíamos ser rescatados, por un problema de fechas con los papeles de la fede, que si nos rescataban tendríamos que pagar nosotros el rescate. Una cabezonería del secretario, del día que fuimos a arreglar los papeles para irnos, de las típicas de cacique de aquella época. Entonces, agobiados por tener que pagar aquel dineral, yo confié en que saldríamos, y salimos. Íbamos dos cordadas. Yo con Luís Correa, que también ha sido compañero mió de montaña de hace mucho tiempo, y que ahora está muerto, murió en un naufragio, en un velero…era un gran compañero y una gran persona. En la otra cordada iba Teo Martínez, una persona muy conocida de los Galayos, sobre todo, y otro al que llamábamos el “gordo”. El “gordo” lo pasó muy mal en la pared, con toda la tormenta de rayos allí montada. Lo pasó tan mal, que se volvió loco, y no volvió a escalar nunca. Hicimos todo el final de la pared (unos 300m), completamente verglaseada, con un hielo durísimo y que patinaba un montón. La cuerda era un completo muelle en los primeros metros, y casi no se podía asegurar. Recuerdo un largo que me di, que metí un solo seguro en cuarenta metros. Es lo más jodido que he hecho en mi vida, por las condiciones extremas. Y subíamos al “gordo” tirando de él, que no podía…por toda la serie de chimeneas extraplomadas que va habiendo, y que en condiciones normales de roca sales bien agarrando los bloques, pero que se habían transformado en unas rampas de hielo, que ni te cuento. Yo iba con piolet y sin crampones, porque normalmente lo hacíamos así…para llevar menos peso. Pero llevaba el piolet, y tenía que clavarlo casi a ciegas, y salir en plan dominada del brazo…uffff. Eso era lo que hacíamos en terreno mixto, porque en una vía específicamente de hielo llevábamos crampones y piolets los dos.

Cuando hice el “Sentinel Rouge” del Mont Blanc, hicimos eso. La vía tiene 1.600m de recorrido, y es todo hielo menos un espolón rocoso de 200m, a la mitad. Esta la hice con Antonio Ruiz y tardamos 8 horas. Fue en 1972.
Ese año hicimos también la Norte de la Tour Ronde, la Rebufat de la Aguille de Midi ( preciosa vía), y un intento a la Bonatti del Gran Capuccin, donde nos equivocamos y nos metimos por un buen engendro que había allí, donde me dí unos largos de cuidado. Unos placones enormes, de una dificultad muy mantenida, donde no encontrabas ni un puto seguro. Llegado a cierto punto (en uno de mis largos), y ante la imposibilidad de seguir, después de llevar unos cuarenta metros, y con un solo seguro, no me quedó otra que destrepar todo lo escalado. Después de eso, decidimos bajarnos y retirarnos…”
(O.Keemiyo)




Toñin en el Diedro Botella de la Torre de Cabriel, Contreras, el día del accidente, en noviembre de 1975



En Noviembre de 1975, a los veinte años de edad, Oscar sufre un desgraciado accidente que le retira del mundo de la escalada, y que provoca un giro de ciento ochenta grados a su vida.

Bajaba de la Torre Cabriel, en Contreras, y se me salió un clavo antiguo, donde hoy hay un tinglado montado por Daniel Guirles, precisamente a raíz de mi accidente. Era un clavito Charlet Moser y, normalmente, se agarraba con la mano para destrepar un paso antes de bajar de la cumbre. Se me salió, y caí por un lateral de la Torre, unos cuarenta metros. Estoy vivo de milagro. Caí en una pendiente que me evitó la muerte, reboté dos veces más, y para abajo hasta que me paró la cuerda. Caí como unos treinta metros que son volados…y doy gracias a que mi compañero Toñin, que estaba despistado, se encontraba detrás de una roca en ese momento, y pudo quedarse pillado a ella, que sino el también se habría venido para abajo. Del tirón de la cuerda me reventaron seis costillas del esternón. Me tiré más de un año de hospitales.
No perdí del todo el conocimiento, pero de las horas posteriores al accidente no me acuerdo de casi nada. Yo iba con la gente del Rocaviva, con el Boyoyo, con su novia Mati, con el Mangas, Aranguren, y con Toñin que era el que iba escalando conmigo. Recuerdo la ayuda de dos policías que vinieron de la fábrica de cemento. Allí les dejaron una camilla de mano. Aquellos dos policías se partieron el pecho para sacarme de allí…y yo con el pie colgando... y bajando por aquella pedrera en enorme pendiente. Tenía el pie sujeto únicamente por el tendón de Aquiles. Tardamos como siete horas hasta que llegamos al hospital. Los médicos eran bastante pesimistas, y hablaban de que tendrían que colocarme alguna prótesis o tobillo artificial, pero acabé recuperando bien, a base de andar, moverme, y bailar, que siempre me ha gustado mucho, y haciendo yoga y taichi, mis aficiones de siempre…


Me acuerdo perfectamente de los festejos por la muerte de Franco, mientras estaba en la cama del hospital.

Cuando tuve el accidente, el único que estuvo viniendo a verme durante un año, prácticamente todas las semanas, fue Carlos Hernández, el “judoka”. Carlos era mucho mejor judoka que karateka, y era maestro en varias artes marciales. Le llamábamos el “ventosillas”, por su extremada habilidad en las placas de la Pedriza. Hace como 8 años hice una vía que creo que abrió él en el Pájaro, a la izquierda de la Tino, por unas placas que no veas como te escurrías. Era finísimo escalando, sobre todo con un pundonor y un coraje tremendos…un tío con un corazón como no he visto otro igual. Y un amigo de verdad.

Después de aquella larga recuperación me desentendí por completo de vías y de todo el mundo de la escalada…y sentía que me tenía que ir a la India, a reconciliarme con la vida. Fui hasta la India por tierra, en autobuses, en los techos en muchas ocasiones, en camello, y como podía…pasé por Afganistán poco antes de la invasión de los rusos, en 1978. Pasé por Irán y aun estaba el Sah de Persia en el poder. Ese invierno fue cuando se produjo la revolución del Ayatolá Jomeini. Estuve viajando por India hasta que encontré a mi maestro, y fue una bendición, la verdad, encontrar todo aquello… Allí aprendí técnicas de masaje y meditación, y en ello llevo trabajando desde 1988. Ahora también compongo música electrónica, y toco la guitarra y la flauta
(O.Keemiyo)




Aqui podeis ver algo más de Oscar Keemiyo:


http://musica.aiamproject.com/index.php?option=com_content&task=view&id=17&Itemid=42


http://profile.myspace.com/index.cfm?fuseaction=user.viewprofile&friendid=146209645


http://www.aiamproject.com/masaje_keemiyo/index.htm

3 comentarios:

antonio dijo...

Oscar soy Antonio Cabrero.he visto esta pagina por casualidad y me ha llenado de emocion,pues como espero que te acuerdes yo fui compañero de Luis durante algun tiempo,y tengo que decirte que tu relato es fantastico,recibe un fuerte abrazo, porcierto Teo se apellida Agenjo.

sandra dijo...

hola oscar no se si te acordaras de mi soy sandra la hija de carlos hernandez y conchi estaba mirando cosas de mi padre y he encontrado esto me ha hexo mucha ilusion

Ignacio dijo...

Hola Oscar soy Iñaki "El Negro", siento decirte que estas equivocado en el año de tu escalada del Centinela Rojo. fue en 1973,no en 1972, estabamos juntos en el refugio Gonella y decidimos que tu y Toni iriais solo y yo con Luis Fraga al Espolón de la Brenva para que pudierais ir más rápido. Lo se porque cumpli 21 años en los Alpes y eso no se olvida loco. (el adn de la cicatriz que me hice en la tibia izquierda bajando la Mer de Glace de la arista de Rochefort serviria para comprobarlo jejejje). Lo que no cuentas fue el alud que barrio toda la pared por donde subiais, cuando nos volvimos a ver en el refugio Valot por la tarde, senti recuperar a mis dos grandes colegas. Cuidate. Un abrazo

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