21 septiembre 2007

SENTINEL 1973 (1er grado 6 sin maza)





“Hasta hace bien poco, la escalada artificial era sinónimo de usar maza y clavijas, y muy pocos escaladores de libre se aventuraban a no usarlos, excepto en escaladas cortas. En cualquier caso, el avance producido por los empotradores ha cambiado todo, y es algo que se ha extendido a ambos tipos de escalada
Los empotradores se empezaron a usar en escaladas en libre, en paralelo a las clavijas. Más adelante, y según se incrementaba la variedad de éstos aparatos, los escaladores comenzaron a prescindir de las clavijas, y no sólo para protección y aseguramiento en escaladas libres, sino incluso para muchas situaciones en escalada artificial, en lajas sueltas y fisuras medio ciegas, por ejemplo. Ciertos escaladores comenzaron a sentir que los empotras eran preferibles a los pitones desde el punto de vista estético, en la medida en la que ayudaban a preservar las vías para el disfrute de otros.

En Yosemite, la tendencia de usar pitones en lugar de empotras ha llegado más allá. Mucha gente aún lleva su juego de clavijas, a la vez que fisureros, y no cae en reparos de usar la maza. Recientemente, no obstante, se ha visto un avance hacia el uso de los empotradores, siempre que sea posible, como por ejemplo en casi todas las ascensiones limpias que ha tenido recientemente The Nose. La satisfacción de ganarse esa distinción y el nuevo reto al que es llamado el mundo de la escalada, con la posibilidad de solo usar empotradores, es un principio ético básico”
(Royal Robbins)






Todo esto comenzó en una tertulia invernal. Una noche a las tantas, en el Shallow´s Nest de Seattle, discutimos sobre la escalada artificial sin usar la maza. Es un hecho que, actualmente todo el mundo es capaz de escalar los grados 6 (Bigwall de varios días), ¿no?... así que tenía que llegar alguna manera de recuperar la excitante e incierta sensación del desafío…. ¿Acaso no iba a ser viable la alternativa de los empotradores para la escalada artificial?

Yo argumentaba esto ante el escepticismo de algunos, que me decían: “-Cuando te cuelgas de un empotrador, con el peso del cuerpo, luego necesitaras una maza para recuperarlo”. Y por otro lado, ¿Qué hay a cerca de esas delicadas situaciones en las que un retoque con la maza, o dos, significa poder continuar hacia arriba, evitando una serie enorme de rapeles? Pero mi visión es que la esencia del desafío es la aventura de ponerse en marcha, a sabiendas de que hay muchas posibilidades de fracasar, y estando preparado con todos los trucos de uno mismo, y la energía de la tarea que se tiene entre manos.

Pero como siempre, se habla mucho y se hace poco. Y hace un año algunos de nosotros intentamos una ruta larga. Finalmente fuimos Dave Anderson y yo quienes escalamos la cara norte del Rostrum (grado 5 /5.9/A2), en un salvaje día de empotradores y fisuras. Superamos de sobra nuestras expectativas, haciendo la vía sin usar ninguna clavija de las fijas en la pared, y obviando muchos de los bolts. Al día siguiente escalamos la Far West Route del Rixon´s Pinacle, la cual, aunque corta, sí tiene unos emplazamientos difíciles de empotradores. Después de aquello nos sentimos imparables, e hicimos planes, para el fin de semana siguiente, para meternos en algún grado 6, como el de la cara Oeste del Sentinel.

Esta elegante vía (grado 6 /5.9/A4) fue abierta en 1960 por Yvon Chouinard y Tom Frost. Como cuenta la guía esta audaz ruta se ha transformado en uno de los bigwalls clásicos de Yosemite, caracterizada por roca muy franca, escalada difícil y carencia de “ofensivas” secciones fáciles o grandes repisas. Y más importante para nosotros, la travesía en laja-techo expanding que da el grado de A4 a la vía, y que nosotros pensamos adecuada para los nuts. Además, como no había realmente fisuras pequeñas, no había necesidad de empotradores más pequeños del nº 1. Teníamos Stoppers y Cooper-heads, y decidimos intentarla.

A mediados de semana recibí una postal de mi compañero Dave diciendo que estaba rumbo al norte, para escalar alguna montaña por allí. Pero yo lo que quería hacer era el Sentinel, y Dave era la persona adecuada para ello. Pensé en hacer alguna otra escalada limpia, pero no sería lo mismo. Aún así tuve mucho lío en el curro esa semana y me quede en casa todo el fin de semana.

Dos meses después, en Julio, el Valle Central de California me llamaba, así que hice planes de meterme en la Oeste del Sentinel en solitario. Seguro que era algo que me iba a ocupar unos cuantos días, sin tener que someterme a las indignidades del Campo 4.

El viernes por la tarde ya estaba en la entrada de la autopista, en Modesto, con todo el material necesario para los vivacs, cuerdas, un rack completo de 15 empotras, de hasta 10cm el más gordo, y también un dedo pulgar bien estirado. Buena gente me llevó hasta Midpines, donde pasé seis largas horas sin que ninguno de los encapsulados seres que pasaban a unos 100km por hora, se dignara en pararme. Así que fue de coña verme en la base del Sentinel, exhausto y agotado mentalmente, a las 9 de la mañana del sábado.

Estaba muy cansado del viaje y del porteo, incluso con los recursos mentales bastante mermados, pero finalmente comencé a escalar, disfrutando a duras penas. Todo iba conforme a lo esperado. El sistema Barnett para escalar en solitario funcionaba con suavidad, la protección era sencilla aunque en terreno muy empinado, y yo estaba inmerso en ella. Ese primer largo me dio buenas vibraciones y me encontraba como pez en el agua.

Pero desafortunadamente el resto de la escalada no fue así. La protección con nuts fue delicada, en al menos alguna sección de los restantes 11 largos. Nada expresamente extremo, pero con una tensión que no cejaba en ningún momento.
Ese sábado, por alguna razón, me perdí en dos ocasiones, teniendo que hacer un par de péndulos para regresar a la vía. Esto lo hizo más complicado, más trabajoso, y generó mayor desgaste y angustia en mi cuerpo y mi mente. Había una buena repisa para vivac cuatro largos más arriba, y yo estaba francamente agotado. Así que pude fijar varios largos, y al menos sentir que aproveche bien el día.

Desde aquella repisa anunciada en la guía, “un delicado diedro ascendía unos 20 metros”. Y pronto llegué al principio de la “temible” laja expanding en travesía. Un amigo que había escaldo la vía con clavijas, me había dicho que este era uno de los dos únicos posibles puntos de abandono. Dos pequeños fisureros triangulados para comenzar el largo, no era un buen presagio. Afortunadamente, la cosa mejoró bastante, y el resto del largo fue un juego sencillo. Monté otra buena reunión, con empotradores colocados hacia arriba y hacia abajo, preparados para soportar un tirón en cualquier dirección, y rapelé hasta la buena repisa de vivac.


Después de una calurosa noche comencé a limpiar el largo. Cuando yumareé hasta el comienzo de la travesía, los tres primeros nuts se saltaron. No fue demasiado problemático, ya que había una solida clavija cerca, y un nut a cañón. Así que puse el jumar lo más adelantado posible, y me solté en péndulo, preguntándome cuando pararía. La clavija estaba cerca, y conforme a lo planeado el péndulo resultó como de unos dos metros. Entonces me tomé un respiro allí, unos seis metros por debajo del techo, con un montón de material sobre el jumar, con las manos ensangrentadas, y con un nuevo respeto por la expansión de las fisuras.

Otro largo con algún que otro emplazamiento delicado me llevó hasta la base de las impresionantes fisuras Dog-Leg. Sudé, empotré y también superé protegiendo en artificial, dos, “supuestamente”, largos de escalada totalmente en libre, para mayor currada y destroce de mis manos. Por suerte, el machaque de las manos no hacía la escalada más difícil, sino menos disfrutable. Al menos esta sección era lo mismo hacerla con nuts que con bongs, quizá incluso más fácil. Esto me llevó hasta una pequeña repisa en la base de dos largos de 5.8/A2, de la guía.

Tras unos 25 metros de escalada totalmente en artificial, un paso a derechas me llevó a meterme en una gran fisura poco profunda. Unos cinco metros más arriba tuve que retroceder, y bajar al petate a por los empotradores más gordos. Durante varias horas tuve que luchar con aquellas fisuras. La sección más dura de la escalada. Los aperturistas se habían ayudado de clavijas knifeblade en la podrida roca del interior, mientras yo me valía de mi único tube-chock, colocándolo una y otra vez por la parte de fuera, así como de pequeños nuts en agujeros casi superficiales del interior. Mezclándose con esto, había secciones cortas de desesperada escalada en libre, muy cerca de mi límite.
¿Por qué me había abandonado Dave? Ahora le necesitaba. Mi más viva memoria pendía ahora de un precario cerrojo de brazo, mientras limpiaba la fisura con un abrelatas, bajo el agujero dejado por una clavija, y renegando por no haber traído un nut pequeño de 1cm de ancho.

A mitad del largo, comenzó a parecerme que no iba a poder acabarlo. Desde cierto momento ansiaba encontrar un buen emplazamiento de reunión, pero los nuts no quedaban demasiado bien, así que seguía avanzando. Finalmente la fisura se estrechaba y se hacía más profunda, justo en el momento en el que se me agotaba la cuerda y tuve que empezar a usar la de izar el petate. Los empotradores iban quedando que ni pintados, y yo avanzaba pleno de confianza por ellos, aunque colocando media docena donde solo dos hubieran bastado.
Sólo llevaba cuatro largos pero ya estaba agotado. Escalé uno más y me bajé a una repisa a pasar la noche, donde metí las piernas en el petate para no deslizarme.

El resto de la escalada fue más directa. La inclinación se suavizaba, y la escalada se hacía más sencilla, pero el petateo comenzaba a ser el problema. Me pase un día entero trajinando con el sobrecargado petate y con macutos que también llevaba, durante los cinco largos tumbados que quedaban. Me pegué la pateada para bajar del Sentinel, y nueve horas de autostop de vuelta a casa. Pero merceció la pena, simplemente por el hecho de cambiar las reglas de juego, y de haber logrado la aventura en una ruta ya establecida.




Bruce Carson, 1973







Topo "Yosemite Climbs" por G. Meyers&D. Reid

3 comentarios:

Javi L. dijo...

Buena solitaria y muy buen reto. SÍ SEÑOR!!

Daniel dijo...

muy bueno........ sigue metiendo historia que hace mucha faltaaaaaaa

Artifo y tambien Big Wall dijo...

Señores:

ATENCIÓN, en esos años ya habia gente con ideas respetuosas hacia la roca.

A ver si cunde el ejemplo, y las clavijas van quedando en el fondo del armario, como un mero recuerdo.

Los mejores retos son los que supera uno mismo de acuerdo con las reglas autoimpuestas

Vamos a por C5!!!

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