
El pasado 23 de Diciembre y con una nevada inesperada llegaba Talo al Parking de Canto Cochino. Eran cerca de las 8 de la mañana.
Se calzó sus Red Chili especial SUPER GLUE y comenzó a subir... a subir... a subir... y ENCADENE!
Enhorabuena.

-La vía de la que hablamos a continuación, fue abierta hace 3 años por Galo M. y Talo M. y se encuentra en el Galisol. Comienza a la derecha de la Gálvez / Luengo. No tenía repetición hasta la fecha.
(Material)
-Cuando llegamos al Galisol, estuvimos desde el suelo más de media hora observando la vía y buscando el camino por donde discurría la misma. Pequeñas y finas fisuras que daban a una laja en forma de galleta y a la derecha una chapa, que marcaba el final de las dificultades.
(Escalando en libre y en "zapas" el A1+ del primer largo)
-Al final me decidí intentar escalar en libre el largo por la derecha, que era la zona reseñada en el croquis, y así ganar algo de tiempo. Me cambié de calzado por el de kiko (unas zapatillas 5.10) pues habíamos olvidado ambos los pies de gato en casa. Afianzando los movimientos y en oposición, conseguí subir hasta coger la repisa. Con un movimiento de equilibrio, me puse de pie sobre ella y ya estaba hecho el largo. Sin hacerle mucho caso a algún plomo mientras subía, pude colocar dos alien (azul y amarillo) y un camalot del 1.
-Comenzó por una fisura a la izquierda, que la hizo a base de friends medianos para, al final de esta, colocar una muy buena universal. Desde esa universal y en una posición de equilibrio emplazó la primera RURP del largo. Se colgó de ella y comenzó a investigar para descubrir por donde iba la vía.
(Intentando alcanzar la segunda fisura desde la RURP)
-Había una fisura a la izquierda, la cual intento clavarla con una RURP, pero no llegaba nada bien. Por arriba no se podía seguir, y a los lados… a la izquierda aparece un tallado, como una especie de dedo meñique. “¡Buff! Hay que meter un plomo” y kiko es muy reacio a esta clase de empastes. De hecho nunca ha metido uno solo. Estuvo apunto de retroceder, pero tras un tiempo, logro convencerle y se decide a meter un plomo. Se lo preparo desde abajo y le voy “enseñando” a meterlo. La verdad que esto es mejor hacerlo a pie de vía y no esperar a meter tu primer plomo en un A4… pero cosas de la vida.
(Paisaje Rurpistico)
-Tras unos cuantos mazazos llegó la hora de subirse a él y… ¡aguantó!… Perfecto, ahora a clavar la fisura de la izquierda. Buscando en los enigmas de la microfisurilla, fue metiendo una RURP tras otra hasta hacer un total de cinco RURPS seguidas. La caida en este punto llegaba a ser un tanto comprometida, pero el buen saber sobre RURPS de kiko hacía de esto una escalada segura.
(El primer plomo de Kiko)
(Otra Rurp... la quinta ya.)
-En este punto, Kiko vio un plomo y empezó a molestarse… - “NO ME GUSTAN LOS PLOMOS” Por lo que cogió un par de knife blades y las hundió hasta el fondo. Encima quedaron genial, lo mejor del largo con total diferencia (salvo la universal de abajo, que ya estaba muy abajo).
(Mini KB de lucky para no usar un aluminium)
-De ahí se aupó con confianza y logró meter un alien azul en una laja invertida. Quedaba muy bien, aunque la pregunta es si la laja aguantará o no en caso de caída. Cada vez quedaba menos para llegar a la chapa reseñada en el croquis y con ella, el final de las dificultades. Siguió progresando por la laja con un micro-fisurero el cuál quedó bastante bien.
(Avanzando por tierra de nadie... expanding)
(Al comienzo de las dificultades...)
-Fue entonces cuando descubrió que se había equivocado, y la vía no iba por esa laja expansiva sino por unos tallados más abajo que se gancheaban para llegar a un par de plomos y de ahí, a la chapa. Como le pareció que podía llegar hasta la chapa por esa fisura, continuó la escalada por ahí. Ya quedaba poco, muy poco para alcanzar la chapita. De ahí que comenzó a poner una "Knife blade" (Sabre) de grivel, que sonó muy bien y que le daría la llave para alcanzar la chapa.
-Eran tantas las ganas que subió sin probar el clavo y este, ¡decidió saltar! Y fiiiiiuuuuuuuu caída que logró parar él mismo con el estribo de abajo pillado al micro-fisurero.
(Rp OffSet de Wild Country)
-¡¡¡Estábamos los dos infartados!!! QUÉ SUSTO. Nos tranquilizamos un poco y dado que la distancia que había para alcanzar la chapa era corta, Kiko me pidió un palo para pillarla y terminar. Le paso un palo del suelo y él lo prepara arriba. Mete un mosquetón con los estribos y lo pasa por la chapa cuando ¡¡¡¡¡FIIIIIUUUUUUUUU!!!!! Se rompe la roca que aguantaba el fisurero, entonces Kiko comienza a caer pero de una forma extraña y pendular. La daisy chain que le unía a los estribos le había retenido en la chapa. DOBLE INFARTO.
Tom Frost durante la apertura
La razón por la que nos encontrábamos en aquel desagradable lugar, y a esas intempestivas horas, estaba directamente relacionada con los hechos acaecidos el 12 de Noviembre de 1958. Aquel día, Warren Harding, Wayne Merry y George Whitmore completaron la primera ascensión de la cara sur del Capitán, y abrieron una elegante e impresionante ruta directamente sobre la “Nariz” de este monolito. Para ello usaron 900 metros de cuerdas fijas, varios centenares de pitones, 125 bolts, y 45 días de escalada, divididos en varios ataques, y durante un margen total de un año y medio de duración. Dos años después, cuatro jóvenes de California, Joe Fitschen, Tom Frost, Charles Pratt, y yo, realizamos la segunda ascensión, que por otro lado, puede ser considerada como una primera de carácter especial, ya que fue la primera vez que se subió la ruta de manera continua, durante siete días enteros. Y fue posible gracias a la información sobre la primera, y a la utilización de los bolts colocados por Harding y sus compañeros durante la apertura.
La Salathé Wall está claramente separada de la cara sureste del Capitán por la “Nariz” de éste, que sobresale audazmente sobre el valle de Yosemite. En Septiembre de1961, Tom Frost, Chuck Pratt y yo, hicimos la primera ascensión de la Salathé. Este enorme precipicio recibe su nombre en conmemoración al gran pionero de la moderna escalada en roca estadounidense, John Salathé. Nuestra ruta comienza a unos 30 metros del comienzo de la Nose, y atraviesa hacia el oeste para buscar la Hollow Flake Ledge (Repisa de la Laja Hueca), a una altura de unos 330 metros, y desde donde alcanzaríamos la cumbre del Cap, mediante un recorrido bastante directo. A pesar de que la primera ascensión de la Nose supuso un asedio prolongado (mediante la utilización de centenares de metros de cuerda fija), nosotros trataríamos de abolir tales métodos en lo posible, con el fin de aumentar la aventura con, al menos, una moderada dosis de incertidumbre. Nosotros teníamos ya perfectamente claro que si se dedica el tiempo suficiente, cuerdas fijas y bolts, y grandes dosis de determinación, cualquier sección de cualquier pared rocosa podría ser escalada. Para eliminar esta certidumbre que nos apagaba el júbilo de la escalada, decidimos realizar un intento, dividido en dos fases. La primera duró tres días y medio, y nos llevó por toda la travesía hasta la Lung Ledge (Repisa del Pulmón), a casi 300 metros del punto de partida. Desde allí descendimos al suelo por cuerdas fijas, para regresar pocos días después, a terminar la escalada en un intento extremo. Subimos a prusik, quitamos las cuerdas fijas, y subimos hasta la cumbre después de 6 días de la escalada mejor recompensada que hayamos hecho jamás. En conjunto, y después de 9 días y medio de escalada total, pusimos 484 clavijas y solo 13 bolts.
Chuck Pratt abre en bavaresa el largo que lleva a la "Hollow Flake"
TM se da la "Hollow Flake crack" (5.9)
Acercándosea "The Ear" durante la apertura
Según se iban espesando las nubes escalábamos el ya conocido como “Half Dólar”, y llegábamos a las “Mammoth Terraces”, a 300 metros del punto de partida. Después destrepamos unos 15 metros y rapelamos unos 50 hasta la “Heart Ledge”, en la base de una enorme concavidad con forma de corazón, una de las formas más evidentes y características de toda la pared. Desde allí lideré el siguiente largo que lleva hasta la “Lung Ledge”. Y después vino un emocionante péndulo por parte de Tom, seguido de una fisura de unos 40 metros, que luchó empotrándose hasta llegar a la “Hollow Flake Ledge”. Este largo fue dado, en el intento anterior, por TM Herbert, del mismo oscuro modo en el que yo la escalaba ahora, de segundo. La aparición de la lluvia era inminente.
Saliendo de "The Ear", en la apertura
Para nuestra sorpresa, no llovió aquella noche. Ni tan si quiera por la mañana, con todas las nubes que había. No encontramos ningún impedimento debido al calor, así que nos forzamos a beber agua para aligerar peso. Después de varias horas de mezcla de escalada en libre con artificial, llegamos a la “Ear” (Oreja), una laja que nos había ocasionado grandes dificultades y retraso durante la apertura. Una espantosa formación que tratamos de evitar en un infructuoso intento de varias horas, pero que atacamos directamente al final. Ello supuso técnicas de escalada en chimenea para avanzar horizontalmente por detrás de la laja, con toda la abismal caída viéndose por la abrupta abertura de su fondo.
Abriendo la chimenea final de llegada al "Cap Spire" (5.8)
Tom escaló muy tranquilo este angustioso largo. Solo dio algún grito de terror que otro, y algún gemido de horror. Después pitoné durante casi 50 metros hasta una pequeña repisa, y seguidamente vino una durísima fisura de empotramiento, que nos llevaría a la base del “Cap Spire”, una laja de casi 30 metros de longitud que se separa ligeramente a modo de gendarme. Un buen chaparrón y fuertes vientos nos azotaron en esta sección, y todo parecía indicar que la escalada seguiría en la misma línea. Y así fue, escalamos en chimenea hasta lo alto de la aguja, y desde allí lideré unos 20 metros del siguiente largo. Pasamos la noche en lo alto de la aguja, a 550m de altura. El cielo estaba repleto de nubes, y un fuerte viento soplaba desde el sur, pero por segunda noche consecutiva, nos libramos de la lluvia.
El día siguiente continuó con ese tiempo, Era excelente para la escalada: fresco y estimulante aunque amenazador, pero solo amenazador. Al anochecer del tercer día habíamos alcanzado 750 metros de altura sobre la pared, y nos enfrentamos a una importante decisión. Podíamos rapelar 40 metros hasta una buena repisa de vivac, o intentar seguir de noche hasta la “Sous Le Toit Ledge”, a unos 20 metros en horizontal, y sobre una panza, lo que requeriría un largo complicado (péndulo incluido).
Después de valorar fríamente todos los factores, decidimos continuar escalando. Y fue acertado, ya que comenzó a lucir una hermosa luna llena tras las nubes, que evitó el uso nuestros frontales, casi en todo momento. Así llegamos a la repisa, a eso de las 11:30 pm, y nos dispusimos para un frió vivac. Los fenómenos atmosféricos aun presagiaban nieve o lluvia, y con todas aquellas nubes llegando desde el pacífico, no tardarían mucho en llegar las precipitaciones. La cuestión era: ¿cuanto tiempo se demorarían?
En la mañana del cuarto día escalamos un enorme e interesante largo, para llegar a un desplome de unos 6 metros que habíamos llamado “The Roof”. Sortearlo supuso una cadena de escalones, desplomados unos sobre los otros, y trajo algunos de los momentos más agotadores y espectaculares de toda la vía.
Por encima aguardaban unos 60 metros de pared, de desplomado muro somital. Su escalada fue toda en artificial, muy dificultosa en algunas partes, y muy lenta. Durante todo el día, el viento sopló en fuertes y continuas ráfagas. Podíamos ver moverse los árboles del fondo del valle, como si de un pastizal o de las espigas de un trigal se tratase. Sobre estribos en las reuniones, éramos violentamente zarandeados a uno y otro lado. La situación nos impedía pitonar desde los peldaños altos de los mismos.
Al anochecer nos encontrábamos en la “Thank God Ledge”, justo a tiempo de prepararnos, para la lluvia que el viento lanzaría contra nosotros durante toda la noche. Justo antes de amanecer algo de nieve precipitaría sobre la repisa, mientras en la cumbre, 90 metros más arriba, un espesor de casi 10 centímetros tapizó la superficie.
Por la mañana nos tuvimos que obligar a nosotros mismos a salir del saco. Con un considerable esfuerzo comimos algo, y bebimos un poco de agua. Las precipitaciones habían cesado y la tormenta se marchaba hacia el sureste. Entumecidos, escalamos muy lentamente.
Tom Frost comienza a abrir "The Head Wall", durante la primera ascensión
Según terminábamos el primer largo el sol comenzaba a brillar sobre nosotros, y una gran ventana se abría en el cielo. Según se fundía la nieve superior comenzaron a formarse grandes chorreras pared abajo, y Tom fue alcanzado por un trozo de hielo. El último largo fue como un clímax para el conjunto de la escalada. Durante la apertura, fue Chuck Pratt quién dio este largo. Ahora me tocaba subirlo a prusik, y petateando, pero Tom pudo subir disfrutándolo; maldiciendo y alabando las poco comunes facultades y el talento de Chuck.
En plena "Head Wall" durante la apertura
La escalada terminó con un tiempo magnífico. Con diferencia el mejor día que hemos disfrutado nunca en el valle de la Sierra. El aire era fresco, pero la incidencia directa de los rayos solares era cálida, y muy amigable. Toda la parte alta de la comarca estaba blanca de la reciente nevada, y las partes altas del valle estaban cubiertas por medio palmo de espesor. Miraras a donde miraras, por lejos que fuera, cada pico o monte se recortaba elegantemente sobre el oscuro azul del cielo. Todos nos sentíamos verdaderamente pletóricos de espíritu, según descendíamos, a través del bosque, hasta lo hondo del Valle.